viernes, 27 de junio de 2014


Yeso para el molde
sin coagular aún
se puede crepitar
                           y gotear
desbordarse en lágrima blanca
                                      blanda;
y el imperfecto nos espera
nos recibe
frío
de puro nuevo
de solos juntos
y quedan
afuera las figuras que hubiesen
respondido al asombro
pero ahora  adentro
si el rígido cobrar las formas
llega
ya no llegan
más horas
ni una
para el canto líquido que viaja.


Devenir



Al prisma en la incandescente noche.
A la rotación del cosmos
en el piélago sin vientos.
Hacia las cosas,
sin ellas.
En movimiento, con dirección aturdida
por el destemplado reclamo de los ojos vacíos,
apoderados de la muerte
para no vencerla nunca.
Pretendiendo olvidar
las costras heladas.
En el día sin nombre:
el que se vive.