lunes, 7 de octubre de 2013

Sobre El loco y la camisa de Nelson Valente
Por Fernando Iturrieta
Con: Soledad Bautista, Julián Paz Figueira, José Pablo Suárez, Ricardo Larrama, Lide Uranga.
Dirigida por el Autor.
Ganadora Premio Principal y a Mejor actor protagónico en VII Festival Iberoamericano de Teatro “Cumbre de las Américas”  (Mar del Plata, 2011). - Fiesta Provincial de Teatro (Bs. As., 2009).- Ganadora Festival Regional (Lomas de Zamora, 2009)- I Festival de Artes escénicas Buenos Aires Gran (Doc /Sur).- La noche de los Teatros (Red Teatral Sur).- Proyecto Formación de espectadores Mundos (Im)posibles (Doc/Sur).
Viernes, Sábados y Domingos en El Camarín de las Musas Mario Bravo 960.
El loco y la camisa apunta a los dos elementos: uno humano y  el otro, un objeto, que revelan lo que los pactos de silencio mantienen oculto.
 La comedia sostiene la vista del conjunto familiar, sus engranajes esclerosados de atención y desatención y observa particularmente sus complicidades,  depositando la denuncia en lo que aparece en forma de locura o mancha. Hace del principal emergente, el miembro delirante del grupo, un vocero que pone en palabras lo que el espectador percibe o presiente y lo que los otros personajes no hablan o no terminan de expresar cabalmente. Verbaliza aquello a lo que se priva de palabra y lo hace desarmando lo que los demás construyen con su negación. Expresión graduada de conjunto, la familia va desde aquel que suprime, evade, esquiva la realidad y ejerce autoritariamente esa negación, pasando a quien pretende ocultar los aspectos que lastiman para poder acomodar su inserción en lo que presume una vida superior; se mueve a quien oscila entre ver, expresar y anestesiar la realidad y finalmente, exalta a quien manifiesta, delata, juega y hace estallar el conjunto armado en la mentira. Así, padre, hermana, madre e hijo enfermo, se expondrán ante una presencia externa (el novio de la chica) que no es más que la máscara de otra mentira.
El loco y la camisa divierte aun en el dolor, porque nuestros disfraces son torpes e insuficientes. Está bien estructurada, muy bien actuada y, dirigida; se muestra con fuerza como un teatro al alcance de la gente, quizás en el mejor sentido del teatro popular, en el que no se subestima al espectador, que, doy fe, sale muy movilizado y satisfecho de la sala